Quagga (Equus quagga quagga)

La historia de este animal es curiosa, sobretodo por un estudio que se lleva realizando desde hace unos años y que comentaré al final. Pero empecemos por el principio:

El quagga es una subespecie de la cebra de planicie, o cebra común (Equus quagga o Equus burcheli), cuyo estado de conservación es Extinto desde 1883.

Como podéis comprobar era bastante curioso: pelaje pardo rojizo en el lomo y los cuartos traseros; en las patas y el vientre era blanco; y en la cabeza, el cuello y la crin era el típico de cebra. El pelaje blanco y negro de la cabeza se iba difuminando conforme se acercaba a los costados.

Estas diferencias tan grandes llevaron a que inicialmente se catalogara como una especie aparte (análisis posteriores confirmaron de que se trataba de una subespecie de la cebra común)

Eran especialmente abundantes en la provincia de El Cabo, y en el sureste de Sudáfrica. El nombre viene de los hotentotes, debido al ruido característico que hacían.

Existe mucha información sobre el motivo de su extinción:Fueron cazadas sin discreción por parte de los colonos (Holandeses) ya que al tratarse de animales pacedores, competían con sus animales domésticos (cabras y ovejas).

También sufrieron un «plan de exterminio», que tenía por objetivo eliminar a las grandes manadas, que interferían con el ganado doméstico.

El exterminio del Quagga , de Franz Roubal 1931. Óleo sobre lienzo.

Seguramente también fueron cazados por su carne y su piel. En el siglo XIX, Sudáfrica era conocida como El Paraíso de los Cazadores, y los quaggas, como el resto, sufrieron las consecuencias.

Mientras la caza indiscriminada fue el mayor objetivo de su extinción, el uso indiscriminado de la palabra Quagga, causó su definitiva perdición. En esa época se utilizaba el término Quagga para todas las cebras, lo cual seguramente hizo inútiles los últimos momentos de esfuerzo dedicados a su conservación, de esta forma, el 12 de Agosto de 1883, moría en el zoo de Amsterdam el último ejemplar. Se habían extinguido sin que nadie lo supiera.

La desafortunada generalización del término Quagga se mantiene hasta hoy en día, especialmente en las lenguas africanas.

Hasta aquí la triste historia de desaparición del quagga, no muy distinta de la del Dodo o el Tigre de Tasmania de no ser por un interesante estudio que se está llevando a cabo:
En primer lugar, el DNA del quagga es el único perteneciente a un animal extinguido que ha sido extraído, secuenciado y estudiado en su totalidad. Gracias a ello la Smithsonian Institution pudo probar que efectivamente se trataba de una subespecie de la cebra de planicie, que había divergido de esta entre 120 y 290 mil años atrás.

Al estar su DNA perfectamente estudiado, cabe la posibilidad de intentar clonar especímenes (igual que se ha intentado recientemente con el tilacino) sin embargo estos estudios no se han llegado a realizar, sin embargo, en 1987 se fundó el Proyecto Quagga.

El Proyecto Quagga itenta, mediante un proceso de cría selectiva (selección artificial) conseguir quaggas a partir de cebras comunes, eligiendo los caracteres más afines generación tras generación.

No se puede negar que la idea es muy interesante, la pregunta es si será realizable. El hecho de que se trate de una subespecie «reciente» juega en su favor, y ya sabemos por experimentos anteriores, que puede lograrse una velocidad de evolución (o más correctamente de especiación) mucho mayor mediante experimentos de selección artificial.

En su contra se puede decir que, pueden haber otros factores, no morfológicos ni genéticos (adaptativos al hábitat, por ejemplo) que ignoramos, y que fueron únicos al Quagga. De esta forma, podremos obtener animales muy similares al quagga original, pero nunca será un quagga de verdad.

En su defensa habla un estudio que ha demostrado que el DNA mitocondrial de cebras de la Planicie y de quaggas son idénticos. Esto podría demostrar que en realidad ambas pertenecen a la misma especie, y que los quaggas no son mas que otra población que se diferenció (de manera llamativa, al menos a nuestros ojos). En este caso pienso que el proyecto podría tener éxito. Aunque según se mire, lo más probable es que no se pueda obtener nunca un quagga, como mucho se podrá obtener una nueva raza morfológicamente idéntica, pero distinta en otros caracteres.

También a favor tienen el hecho de que no existen diferencias apreciables de hábitat entre la cebra común o de planicie y el quagga . Habrá que esperar para ver, de momento la cosa no va mal:

Quizá algún día se consiga recuperar esta especie perdida, y sin duda su estudio servirá de ayuda para otras, tanto extintas como en peligro.

Y esto es todo lo que os traigo por hoy, no dejéis de entrar en la página del Proyecto Quagga, que es realmente interesante. Hasta luego